Envío gratis para pedidos de más de 100€ (Sólo en península).Queso azul: un sabor que no se olvida
¿Te ha pasado que pruebas un queso azul por primera vez y no sabes si te encanta… o si no puedes con él? Esa dualidad es parte de su encanto. En este artículo descubrirás qué es exactamente el queso azul, cómo se elabora, por qué huele así, y sobre todo, cómo disfrutarlo sin miedo, aunque nunca antes lo hayas probado.
Índice
- ¿Qué es el queso azul?
- ¿Cómo se elabora el queso azul?
- ¿A qué sabe el queso azul?
- ¿Cómo se come el queso azul?
- ¿Por qué hueles tan fuerte?
- Conclusión
- Consejos útiles para aprovechar al máximo el queso azul
1. ¿Qué es el queso azul?
El queso azul es un tipo de queso curado que se caracteriza por tener vetas o manchas de moho de color azul o verde. Estas vetas no son un error: están provocadas por cultivos de Penicillium, un hongo totalmente seguro para el consumo humano, que se introduce de forma controlada durante la elaboración.
Este moho le da su aspecto, aroma y sabor tan distintivo: fuerte, salado, con un toque picante. Es precisamente ese sabor lo que lo hace tan especial... o tan polémico.
2. ¿Cómo se elabora el queso azul?
La elaboración del queso azul sigue un proceso similar al de otros quesos, pero con un paso clave adicional: la introducción del moho azul. Aquí tienes un resumen sencillo del proceso:
Leche (de vaca, oveja o cabra) se coagula y se corta para separar el suero.
Se forma la masa, se sala y se introduce en moldes.
Se inyectan esporas de Penicillium y se pinchan los quesos con agujas largas para que el aire entre y el moho crezca por dentro.
Se cura en cámaras húmedas durante semanas o meses.
Este proceso da lugar a un queso con textura cremosa o desmenuzable y ese sabor inconfundible que lo distingue.
3. ¿A qué sabe el queso azul?
Depende del tipo. Algunos quesos azules tienen un sabor muy intenso y salado (como el Roquefort o Cabrales), mientras que otros son más suaves y cremosos (como el Gorgonzola dulce o el azul danés).
En general, puedes esperar:
Un toque picante en el fondo.
Notas salinas y un aroma fuerte.
Una textura que va desde lo untuoso hasta lo quebradizo.
4. ¿Cómo se come el queso azul?
Aunque puedes comerlo solo, lo ideal es combinarlo con ingredientes que equilibren su intensidad. Aquí tienes algunas ideas:
4.1 Maridajes perfectos:
Con pan o galletas saladas: para suavizar el impacto inicial.
Con miel o mermeladas: contraste dulce que realza su sabor.
Con frutos secos: especialmente nueces o almendras.
En salsas: para carnes rojas, pastas o patatas.
En ensaladas: con rúcula, peras o manzana.
No hace falta usar mucho: con poco, transforma cualquier plato.
5. ¿Por qué huele tan fuerte?
El olor del queso azul proviene de los compuestos que se generan durante la maduración y la actividad del moho. Es completamente normal.
A algunas personas les resulta desagradable al principio, pero con el tiempo ese olor pasa a ser parte de su atractivo. Eso sí, si huele a amoníaco o rancio, es señal de que no está en buen estado.
6. Conclusión
El queso azul no deja a nadie indiferente: o lo amas o todavía no lo has probado bien. Conocer su origen, entender su sabor y aprender a combinarlo puede cambiar por completo tu percepción. Ya sea en una tabla de quesos, fundido en una salsa o acompañado de un buen vino, el queso azul aporta carácter y profundidad a cualquier plato.
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7. Consejos útiles para aprovechar al máximo el queso azul
El queso azul es un ingrediente versátil que da mucho juego en la cocina. Puedes usarlo para preparar salsas cremosas para carne o pasta, rellenos de croquetas, dip para untar, o incluso como topping de hamburguesas gourmet. También queda espectacular en ensaladas con frutas, como manzana o uvas, y en tostas con nueces y miel. En pizzas, acompañado de cebolla caramelizada, pera o rúcula, aporta un contraste delicioso. Y si te atreves, pruébalo en una tabla de quesos, con un vino dulce o una cerveza artesanal: sorprende siempre.
El queso azul debe guardarse en la nevera, preferiblemente en la zona menos fría (los cajones de verduras suelen ser ideales). Lo mejor es envolverlo en papel de horno, papel vegetal o film perforado, y luego meterlo en un recipiente hermético para evitar que el olor se propague y que se reseque. No se recomienda envolverlo directamente en plástico o aluminio, ya que no deja que respire y puede alterar su textura. Consumido en unas 2 o 3 semanas desde su apertura es lo ideal, aunque puede congelarse en porciones si se quiere conservar más tiempo. En este caso, al descongelarlo es mejor usarlo para cocinar que para comer directamente.
No, el moho del queso azul no solo es seguro, sino que es esencial para su sabor y textura. Se trata de un hongo del género Penicillium (generalmente Penicillium roqueforti o Penicillium glaucum) que se añade de forma controlada durante su elaboración. Este moho no solo no es perjudicial, sino que es comestible y ha sido usado desde hace siglos en la fabricación de quesos. Eso sí, si el queso azul presenta moho de otro color (rosado, negro o blanco algodonoso), mal olor fuerte o sabor metálico, podría estar en mal estado y entonces sí debe desecharse.
